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lunes, 22 de agosto de 2011

3. PERFIL PROFESIONAL Y PLANTEAMIENTOS CURRICULARES BÁSICOS

Las ideas que se desarrollan en este acápite se dieron a conocer en la obra que con el título de «El Perfil Profesional y la Planificación Curricular a nivel universitario» publicara en 199311 y que a juicio nuestro mantienen vigencia. Algunas adiciones han sido hechas con el propósito de complementar lo que fuera expuesto.

 3.1 Concepto de Perfil Profesional
       El empleo de este concepto es ahora más frecuente en nuestras universidades. Surge en el país hace poco más de tres décadas, identificado con los aportes de la tecnología educativa norteamericana (con Robert F. Mager, Kenneth Beach, Roger Kaufman, y otros), empleándose básicamente en la educación superior dependiente del Ministerio de Educación, trasladándose luego a las universidades del país. Desde el punto de vista lexicográfico Perfil significa «contorno aparente de una persona vista de lado», lo que trasladado al concepto de Perfil Profesional significaría el «contorno de un profesional».   
    Emilio Mira y López, al desarrollar el tema «Nociones de Análisis Profesiográfico», en su obra «Manual de Orientación Profesional»12, nos presenta una serie de métodos que han buscado establecer una caracterización de los distintos tipos de profesionales existentes. En estos esfuerzos de análisis profesiográficos podemos encontrar enfoques orientados a determinar «Perfiles Profesionales», aunque, por cierto, no empleando tal denominación. Destacan el método observacional de O.  Lipmann  (alemán, en boga antes de 1930),  quien de una descripción lo más objetiva y completa del trabajo a analizar, llegaba a establecer la totalidad de actitudes necesarias para desempeñar una profesión, y el método cinesiográfico de G.Gilberth (norteamericano), quien desarrolló la tesis de que cada trabajo sólo tiene una mejor manera de realizarse con economía de esfuerzo y ventaja de rendimiento (con ayuda del cinematógrafo trazó sobre un fondo cuadriculado los movimientos óptimos en el ejercicio de una profesión con el fin de que la formación de la misma sólo considerara los «movimientos óptimos» para cada oficio).      
    Es sólo a principios de 1960 que se logra una mayor aproximación al concepto actual que se tiene sobre «Perfil Profesional» y ello ocurrió cuando el doctor Roberth Mager publicó su libro «Enseñanza de los oficios en la Escuela Vocacional»13 en el que desarrolló la idea que la formación de los estudiantes debe partir de tener muy claro qué es «lo que se quiere que los estudiantes sean capaces de hacer» y que ello debía especificarse en términos muy concretos desde antes de iniciar el aprendizaje.  Decía que la estrategia que debía seguirse en toda instrucción debía considerar «1.- Determinar y describir lo que deseamos realizar; 2.- Hacer todo lo necesario para lograr el resultado propuesto, y 3.- Determinar hasta qué punto se alcanzaron los objetivos y modificar el curso para mejorar los resultados».
   Para alcanzar lo primero, decía que «es necesario saber en qué consiste el trabajo, lo que se necesita hacer para cumplir con cada una de las operaciones y con qué frecuencia se presentan éstas».14 No habla específicamente de «Perfil Profesional», aunque lo estaría aludiendo en aquello que él entiende por la caracterización del trabajo a realizar en términos de operaciones que deberán cumplirse.
    Robert Gagne y Leslie J. Briggs tampoco aluden al concepto de «Perfil Profesional» de manera precisa pero señalan que «la sociedad en que vivimos tiene que desempeñar ciertas funciones para atender a las necesidades de sus integrantes» y que «toda sociedad apoya de una u otra forma la educación de las personas, a fin de que puedan llevarse a cabo las diversas funciones necesarias para la supervivencia».15 Precisan asimismo que «la mejor forma de planificar la enseñanza consiste en empezar por los resultados que se esperan...»16 Resultados que serían los elementos constitutivos del «Perfil Profesional» o «Perfil del Egresado», aunque ellos tampoco usan esta expresión.
    La tecnología educativa nacional elaborada por el Sector Educación bebió de las fuentes antes indicadas (Mager y Gagné, entre otros) en la primera mitad de la década de 70. No podemos precisar cómo surgió en el país el concepto de «Perfil Profesional», sin embargo, encontramos el concepto de «Perfil del Egresado» como un antecedente del mismo, referido más a la Educación Inicial y Básica en los años 1974, 1975 y 1976, principalmente en este último año en que sale a la luz la obra «Estudios Básicos sobre el Curriculum en el Sistema Educativo Peruano»,17 elaborado por el Ministerio de Educación. Parece ser que el concepto de Perfil Educativo surge en esta época y en esos niveles educacionales y luego se  traslada a la educación  superior empleándose el concepto de  «Perfil Profesional» en una serie de documentos elaborados por la Dirección General de Educación Superior a partir de 1976.
    El concepto de «Perfil Educativo», en este contexto, aparece como integrante de la política curricular del Sector Educación y se define como «el conjunto de rasgos de personalidad que se espera que sean logrados aproximadamente por los educandos egresados de un programa educativo más o menos prolongado. Dichos rasgos constituyenobjetivos muy escuetamente formulados, hacia los cuales debe dirigirse toda la planificación curricular».18
   Se señala asimismo que «el Perfil Educativo Básico que debe diseñarse en estos momentos corresponde al hombre del mediano plazo, que debe construir la sociedad peruana en un futuro inmediato» y que dicho perfil debería reajustarse periódicamente en función de las nuevas necesidades sociales.
    Se desprende de estas precisiones que hasta ese entonces no se utilizó el término «Perfil del Egresado» en el lenguaje curricular del país.
    A fines de 1976 salen a luz los documentos de trabajo titulados «Estructura Curricular del I Ciclo de Educación Superior»,19 «Política Curricular para el I Ciclo de Educación Superior»20 y «Perfiles de Áreas Profesionales»21 elaborados por la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación, definiéndose en el primero de ellos el concepto de Perfil Profesional como «la caracterización de aquellos rasgos y funciones que tipifican al Bachiller de una determinada área profesional», considerándose además el llamado «Perfil Básico del Bachiller profesional» (que abarca las características de su formación general y su formación profesional polivalente), que integrado al Perfil del Área Profesional Específica forman el perfil del egresado de una área profesional. Parece ser que es desde este momento que el concepto de «Perfil Profesional» cobra identidad y empieza a difundirse en la educación superior nacional, puesto que al ser expuesto lo realizado por el Ministerio de Educación a la Universidad Peruana (representada por sus rectores, directores de planificación y de personal) en el «Seminario de Coordinación entre el I y II Ciclos de Educación Superior», realizado a fines de 1976 (noviembre y diciembre), se comprobó que la universidad peruana estaba aún lejos de manejar este concepto.  Encontramos, sin embargo, los antecedentes de los trabajos del Dr. Roberto Beltrán, profesor de la Universidad Cayetano Heredia, aunque al parecer, en ese entonces, todavía no difundidos en el sistema universitario.
   En 1982, la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación, publica el documento titulado «Procedimientos para la elaboración de Perfiles Profesionales Específicos»,22 en donde se entiende por «Perfil Profesional al listado de funciones y tareas que caracterizan el desempeño profesional de una determinada carrera.  El dominio de estas funciones y tareas es objetivo del proceso educativo y otorga, al que las desempeña, la capacidad para el ejercicio profesional».
   El concepto dado evidencia de por sí no sólo mayor familiaridad en el uso del término «Perfil Profesional» sino una mayor madurez en su concepción. Desde ese año y quizás con más precisión desde 1977 comienza el proceso de expansión del empleo de este concepto.
    El Dr. Agustín Campos Arenas, profesor de la  Universidad Femenina  del Sagrado Corazón (UNIFE), de Lima, señala23 que «un perfil presenta la caracterización de los rasgos que un estudiante tendría al egresar de la institución que lo forma» y señala asimismo «que existen dos niveles de perfiles, el genérico y el específico» y que «ambos coexisten cuando, por ejemplo, de una misma carrera profesional se desprenden luego especialidades».
   Es importante señalar que en todo momento que se ha abordado este concepto, sus autores lo han considerado como el punto de partida para la elaboración de objetivos educativos más reales y coherentes con las necesidades de una profesión y base de la elaboración de los planes o currículos profesionales.  
   La década de 1990 fue el escenario de la expansión y generalización del empleo de este término en el ambiente universitario, aunque con imprecisiones conceptuales que es posible observar inclusive en la actualidad. No obstante ello, el término forma parte ya del léxico universitario y lo encontramos utilizado en casi todos los planes curriculares o currículos de las universidades. Son muchos los eventos organizados por las universidades y por la Asamblea Nacional de Rectores que demuestran la preocupación habida para abordar este tema y darle al Perfil Profesional el lugar prevalente que tiene en la planificación curricular y en los anunciados procesos de evaluación y acreditación de las universidades. 
    En 1993, planteamos el siguiente concepto de Perfil Profesional, que considero mantiene vigencia con los ajustes que podrían derivarse de los aportes de las actuales corrientes psicológicas y organizacionales. Definimos el Perfil Profesional como «la caracterización de los rasgos que tipifican al egresado de un área profesional (Educación, por ejemplo) expresado a través de descripciones precisas y claras de los niveles de desarrollo a alcanzar dentro de los aspectos que configuran dicha área profesional».   
  El Perfil Profesional debía considerar: «Una descripción de sus características en lo que refiere a su «formación general» o «común» (Perfil de Formación General), y una descripción de sus características en lo que se refiere a su formación ocupacional (Perfil Ocupacional)».     
  Señalaba asimismo que «Del análisis del concepto de ‘Perfil Profesional’ esbozado y del que presentaban los autores aludidos se observaba que existía identificación con lo que una serie de teóricos y especialistas en este campo habían definido como roles, misiones, acciones, papel o función que corresponde a un profesional, por lo que podría establecerse que existía entre ellos cierta similitud». No obstante ello, era posible observar que el concepto ‘Perfil Profesional’ resultaba más completo y sistemático porque buscaba que estructurar en un todo orgánico no sólo las funciones específicas que debería ser capaz de realizar con eficacia y competencia un profesional sino también los conocimientos (saberes), vivencias, experiencias y actitudes que debería poseer y las capacidades que debería desarrollar respecto a los valores éticos, morales y sociales preponderantes en la sociedad. El concepto de ‘Perfil Profesional’ así planteado, nos lleva en consecuencia a colocarnos dentro de la perspectiva de concebir de una manera integral al profesional que la sociedad peruana, inserta en un contexto latinoamericano y mundial, requiere.

11. ROSSI, Elías. 1993. «El Perfil Profesional y la Planificación Curricular a nivel universitario». 1ª. edición.  Ediciones ER. Talleres Gráficos Imprenta EIRL. Lima – Perú.
12. MIRA y LÓPEZ, Emilio. 1965. «Manual de Orientación Profesional». 6ª. Edición. Edit. Kapelusz. Buenos Aires – Argentina. pp. 97 – 106.
13. MAGER, Robert - BEACH, Kenneth. 1972.  «Enseñanza de los Oficios en la Escuela Vocacional». Primera ed. en español. Agencia para el Desarrollo Internacional. A.I.D. Editorial PAX. México.
14. Ibid., pág. 25.
15. GAGNE, Robert - Briggs, Leslie. 1976. «La Planificación de la enseñanza». Primera edición en español. Edit. Trillas. México.
16. Ibid., pág. 31.
17. MINISTERIO DE EDUCACIÓN (INIDE-COTEC) 1976. «Estudios Básicos de Curriculum en el Sistema Educativo Peruano». 1ª. edición. Ed. INIDE. Lima.
18. MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Ibid. pág. 118.
19. MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Dirección General de Educación Superior. 1976. Estructura Curricular del I Ciclo de Educación Superior. Lirna – Perú.
20. MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Dirección General de Educación Superior (DIGES). 1976. Política Curricular del I Ciclo de Educación Superior. Lima – Perú.
21. MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Dirección General de Educación Superior (DIGES). 1976. Perfiles de  Áreas Profesionales. Lima – Perú.
22. MINISTERIO DE EDUCACIÓN (DIGES). 1982. Procedimientos para la elaboración de perfiles profesionales específicos. Lima – Perú. 
23. CAMPOS, Agustín. 1986. Metodología para la elaboración del Perfil Genérico. En revista Perspectivas de la Educación, N° 3, Mayo.  Lima– Perú.

viernes, 19 de agosto de 2011

CAPÍTULO I: CURRÍCULO Y PLANIFICACIÓN CURRICULAR

1. UBICACIÓN DE LA PLANIFICACIÓN CURRICULAR DENTRO DE LAS FUNCIONES DE LA UNIVERSIDAD

La universidad como institución máxima de la educación superior se concibe, organiza y desenvuelve en cumplimiento de fines, principios, valores, objetivos y funciones. Al respecto, existe una frondosa teoría y experiencia variada en el mundo occidental y particularmente en América Latina y en el Perú. Experiencia en muchos casos semejante en cuanto a sus éxitos, fracasos, aspiraciones, expectativas y problemas.
En la mayor parte de países en latinoamérica se concibe la universidad como una institución que desarrolla una propuesta educativa del nivel superior para el servicio de la sociedad, para la atención de sus principales necesidades y problemas, para el desarrollo de la ciencia, tecnología y la cultura, y para el perfeccionamiento permanente de la persona humana. De esta concepción se derivan sus fines, objetivos y funciones y se formulan los principios bajo cuya inspiración deberán desarrollar sus actividades.
De la fuente de esta teoría, casi monocorde y generalmente extranjera en cuanto a fines y funciones, venimos recogiendo por décadas las ideas que sustentan la particular manera de concebir los fines y funciones de la universidad, lamentablemente con muy poca actitud crítica y con exclusión de originalidad.
Iván Rodríguez Chávez, notable intelectual peruano, actual Rector de la Universidad Ricardo Palma y Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores del Perú, expresa las siguientes ideas sobre los fines que debiera tener la universidad peruana, de los cuales se desprende asimismo la imagen del profesional universitario humanista y de calidad que debiéramos formar: «El fin supremo y fundamental de la universidad debe ser el de formar hombres integrales, multidimensionales, plenos, no unidimensionales, funcionarios, piezas de una máquina mayor. Hombres capaces de verse a sí mismos como tales, capaces de ver a los demás también como hombres iguales a él. Hombres capaces de ver en sus relaciones sociales y económicas, al hombre por sus intereses individuales y patrimoniales. Capaz de ver en todos al hombre con sus atributos inherentes de dignidad y libertad; con derechos y obligaciones a partir de su condición de hombre. Hombre que de por sí recuse la explotación y toda forma vejatoria de la dignidad humana. Hombre convencido que la dignidad humana es patrimonio de todos y nunca sinónimo de fortuna o posición social».*1
La universidad debe, a nuestro juicio, buscar el logro de los siguientes fines:
(1) Consolidar y profundizar la formación integral del hombre como persona, como ser social y como un agente promotor de la cultura nacional y universal, haciéndole partícipe de una educación superior de alta calidad académica que responda a las necesidades del país en el contexto latinoamericano y mundial;
(2) Servir a la sociedad realizando y promoviendo significativamente la investigación en las humanidades, la ciencia y la tecnología; fomentando la producción intelectual y artística; participando activamente en la gestión de proyectos de desarrollo socio – económico y en la consolidación y promoción de la cultura.
Sus funciones, entre otras, debieran ser las siguientes:
a) Formar integralmente a los profesionales, humanistas, científicos, investigadores y posgraduados con la más alta calidad académica y humana de acuerdo con las necesidades del país, el avance científico y tecnológico y cubriendo sus dimensiones como persona, como ser social y como especialista en una determinada área profesional.
b) Realizar y promover la investigación en las humanidades, en las ciencias y en las tecnologías, y fomentar la producción intelectual y la creación artística.
c) Promover y participar en la gestión de proyectos de desarrollo socio – económico y en la integración de sus conocimientos con los de la sociedad contribuyendo con su desarrollo integral; y
d) Fomentar el conocimiento y desarrollo de la realidad pluricultural del país con sus valores prevalentes, y conservar, acrecentar y transmitir la cultura universal con sentido crítico y creativo.
El planteamiento de las funciones expuestas nos permite ubicar al currículo y la planificación curricular como conceptos que sólo tienen existencia y se explican cuando nos ubicamos en la función formativa que cumple la universidad; es decir, cuando hablamos de formar a los profesionales, humanistas, científicos, especialistas, investigadores y posgraduados que el país necesita. No hablamos de currículo ni de planificación curricular cuando nos ubicamos en las funciones de investigación, de gestión de proyectos de desarrollo socio – económico, ni de promoción de la cultura. Nos referimos a estos conceptos sólo cuando incursionamos en el campo de la docencia universitaria.
La planificación curricular se convierte de este modo en un proceso estrechamente ligado a las funciones del docente universitario, sea cual fuere la profesión que éste tenga, puesto que en la actualidad nadie discute que deben ser los profesionales de determinada carrera profesional quienes deban formar a los futuros profesionales en cada profesión. Otras funciones exigidas por el ejercicio de la docencia universitaria son el manejo de estrategias para la enseñanza – aprendizaje, el empleo creativo de medios y materiales educativos, y la evaluación de los aprendizajes y del currículo de cada carrera. La exigencia de las funciones planteadas demanda que las universidades organicen los mecanismos de capacitación y actualización necesarios que permitan a los profesionales que van a ejercer la docencia universitaria, adquirir los saberes y las competencias necesarias para un correcto desempeño de la misma. Ello ha generado la necesidad de crear en las universidades sistemas de capacitación que aborden estas preocupaciones.
La necesidad de preparar al docente universitario en el manejo de las funciones pedagógicas de planificación, implementación, ejecución y evaluación de los aprendizajes hace necesario, incluso, que las universidades reestructuren sus currículos formadores de profesionales a fin de incluir en el pregrado asignaturas de Didáctica o Dirección del Aprendizaje o de Pedagogía que permitan a los futuros profesionales estar capacitados para el posible ejercicio de la docencia universitaria, siendo luego una opción complementaria los niveles de posgrado en dicho campo.

*1 RODRÍGUEZ, Iván. 1993. «Entre la incomprensión y el deber. La universidad peruana en la década del ochenta». Serie: Temas universitarios. Cuaderno N° 1. Talleres gráficos de Seglusa Editores e Impresores S.A. Lima – Perú. p. 76.
*2 ROSSI, Elías. 1989. «Teoría y Técnica Curricular».1ª edición. Editorial de la Universidad de San Martín de Porres. Lima – Perú.