sábado, 27 de agosto de 2011

3.2 EL PERFIL PROFESIONAL Y LA FILOSOFÍA INSTITUCIONAL

    ¿Qué es un profesional? ¿Qué características, capacidades, actitudes y competencias deben tipificarlo? ¿Cuáles deben ser sus roles o funciones? ¿Qué fines o propósitos y qué principios y valores deben orientar su formación? ¿Cómo formarlos y en qué instituciones hacerlo?, son algunas de las interrogantes que, sin duda, las sociedades del mundo y en particular sus universidades, se han planteado muchas veces en el campo de las profesiones y de la formación de profesionales, y las respuestas dadas, lejos de ser estrictamente ocupacionales, se han ubicado en su momento más en el campo filosófico que científico, aunque sin prescindir de él.  Ello resulta justificado en la medida que la teoría que pueda elaborarse alrededor de estas preguntas, se mueve más en un campo de reflexiones rigurosas en torno a lo que es una profesión y cómo debería ser orientada, que en un campo probabilístico sustentado en la observación y el experimento, característico de la teoría científica.  Existe, pues, en el campo de la teoría de las profesiones un campo importante perteneciente a la teoría filosófica que le ha permitido encontrar respuestas a una serie de interrogantes que se le presentan dentro de un contexto determinado.
   Las preguntas planteadas han generado toda una temática en la que los filósofos y educadores preocupados por este campo así como entidades encargadas de la formación de profesionales han expresado sus particulares puntos de vista dentro del contexto socio-económico concreto y época en la que les tocó vivir, impregnándose cada sociedad, y por ende sus hombres o instituciones, de una determinada concepción de lo que es un profesional, de su rol y de su formación. Ello parece que es así, al margen de que en su formación, no logren percatarse de cuál es la concepción de profesional que tienen, desearían tener o que creen que es más conveniente para su país. Pareciera, sin embargo, que en los últimos tiempos, la dinámica de una sociedad impactada por las megatendencias mundiales, inserta en el fenómeno de la globalización y que se mueve vertiginosamente dentro de un creciente aumento de necesidades de la persona, contrastado con las pocas posibilidades que tiene de satisfacerlas, ha producido un divorcio entre lo que el hombre y sus instituciones hacen o pueden hacer y lo que es más conveniente para la sociedad y para la satisfacción de las necesidades humanas. Nos movemos, sin duda, al reflexionar sobre todo esto en el campo de la filosofía y es que es prácticamente imposible tratar estos temas sin hacer filosofía y sin impregnarnos de una particular manera de concebirlos y de llevarlos a la práctica. La Universidad, sea cual fuere ella, tiene que hacerse, en el cumplimiento de su rol, misión o visión, estas preguntas, y al respecto adquiere una concepción que la tipifica y distingue como institución que, aún poseyendo características comunes a otras entidades educativas del nivel superior, se distingue por una ‘impronta’ o ‘sello’ que la hace diferente. Se constituye de este modo una particular manera de ser, de concebir la formación universitaria y de actuar en el cumplimiento de sus fines y funciones. De aquí surge la «filosofía institucional» que es aquella particular manera de concebir cómo debe ser entendida y enfocada las tareas de formación de profesionales, de investigación y de proyección social. «Sello» o «impronta» que la caracteriza, la tipifica y hace que pueda distinguírsela y distinguir a los que en ella trabajan y estudian y a los que de ella egresan.
    Sin duda, esta «filosofía institucional» influye significativamente en el «Perfil Profesional» que una universidad establezca para el tipo de profesionales que desea formar, porque más allá de que este «Perfil Profesional» recoja las necesidades o aspiraciones de la sociedad y del mercado, llevará también impreso los «valores éticos, morales o sociales» o los «principios normativos» de dicha institución. Por lo tanto, deviene en necesario que las universidades revisen si es que poseen esta «filosofía institucional», la sistematicen si es que está dispersa o la elaboren si es que no existe.  Ello permitirá mejorar el «Perfil Profesional» de sus egresados.

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