viernes, 19 de agosto de 2011

CAPÍTULO I: CURRÍCULO Y PLANIFICACIÓN CURRICULAR

1. UBICACIÓN DE LA PLANIFICACIÓN CURRICULAR DENTRO DE LAS FUNCIONES DE LA UNIVERSIDAD

La universidad como institución máxima de la educación superior se concibe, organiza y desenvuelve en cumplimiento de fines, principios, valores, objetivos y funciones. Al respecto, existe una frondosa teoría y experiencia variada en el mundo occidental y particularmente en América Latina y en el Perú. Experiencia en muchos casos semejante en cuanto a sus éxitos, fracasos, aspiraciones, expectativas y problemas.
En la mayor parte de países en latinoamérica se concibe la universidad como una institución que desarrolla una propuesta educativa del nivel superior para el servicio de la sociedad, para la atención de sus principales necesidades y problemas, para el desarrollo de la ciencia, tecnología y la cultura, y para el perfeccionamiento permanente de la persona humana. De esta concepción se derivan sus fines, objetivos y funciones y se formulan los principios bajo cuya inspiración deberán desarrollar sus actividades.
De la fuente de esta teoría, casi monocorde y generalmente extranjera en cuanto a fines y funciones, venimos recogiendo por décadas las ideas que sustentan la particular manera de concebir los fines y funciones de la universidad, lamentablemente con muy poca actitud crítica y con exclusión de originalidad.
Iván Rodríguez Chávez, notable intelectual peruano, actual Rector de la Universidad Ricardo Palma y Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores del Perú, expresa las siguientes ideas sobre los fines que debiera tener la universidad peruana, de los cuales se desprende asimismo la imagen del profesional universitario humanista y de calidad que debiéramos formar: «El fin supremo y fundamental de la universidad debe ser el de formar hombres integrales, multidimensionales, plenos, no unidimensionales, funcionarios, piezas de una máquina mayor. Hombres capaces de verse a sí mismos como tales, capaces de ver a los demás también como hombres iguales a él. Hombres capaces de ver en sus relaciones sociales y económicas, al hombre por sus intereses individuales y patrimoniales. Capaz de ver en todos al hombre con sus atributos inherentes de dignidad y libertad; con derechos y obligaciones a partir de su condición de hombre. Hombre que de por sí recuse la explotación y toda forma vejatoria de la dignidad humana. Hombre convencido que la dignidad humana es patrimonio de todos y nunca sinónimo de fortuna o posición social».*1
La universidad debe, a nuestro juicio, buscar el logro de los siguientes fines:
(1) Consolidar y profundizar la formación integral del hombre como persona, como ser social y como un agente promotor de la cultura nacional y universal, haciéndole partícipe de una educación superior de alta calidad académica que responda a las necesidades del país en el contexto latinoamericano y mundial;
(2) Servir a la sociedad realizando y promoviendo significativamente la investigación en las humanidades, la ciencia y la tecnología; fomentando la producción intelectual y artística; participando activamente en la gestión de proyectos de desarrollo socio – económico y en la consolidación y promoción de la cultura.
Sus funciones, entre otras, debieran ser las siguientes:
a) Formar integralmente a los profesionales, humanistas, científicos, investigadores y posgraduados con la más alta calidad académica y humana de acuerdo con las necesidades del país, el avance científico y tecnológico y cubriendo sus dimensiones como persona, como ser social y como especialista en una determinada área profesional.
b) Realizar y promover la investigación en las humanidades, en las ciencias y en las tecnologías, y fomentar la producción intelectual y la creación artística.
c) Promover y participar en la gestión de proyectos de desarrollo socio – económico y en la integración de sus conocimientos con los de la sociedad contribuyendo con su desarrollo integral; y
d) Fomentar el conocimiento y desarrollo de la realidad pluricultural del país con sus valores prevalentes, y conservar, acrecentar y transmitir la cultura universal con sentido crítico y creativo.
El planteamiento de las funciones expuestas nos permite ubicar al currículo y la planificación curricular como conceptos que sólo tienen existencia y se explican cuando nos ubicamos en la función formativa que cumple la universidad; es decir, cuando hablamos de formar a los profesionales, humanistas, científicos, especialistas, investigadores y posgraduados que el país necesita. No hablamos de currículo ni de planificación curricular cuando nos ubicamos en las funciones de investigación, de gestión de proyectos de desarrollo socio – económico, ni de promoción de la cultura. Nos referimos a estos conceptos sólo cuando incursionamos en el campo de la docencia universitaria.
La planificación curricular se convierte de este modo en un proceso estrechamente ligado a las funciones del docente universitario, sea cual fuere la profesión que éste tenga, puesto que en la actualidad nadie discute que deben ser los profesionales de determinada carrera profesional quienes deban formar a los futuros profesionales en cada profesión. Otras funciones exigidas por el ejercicio de la docencia universitaria son el manejo de estrategias para la enseñanza – aprendizaje, el empleo creativo de medios y materiales educativos, y la evaluación de los aprendizajes y del currículo de cada carrera. La exigencia de las funciones planteadas demanda que las universidades organicen los mecanismos de capacitación y actualización necesarios que permitan a los profesionales que van a ejercer la docencia universitaria, adquirir los saberes y las competencias necesarias para un correcto desempeño de la misma. Ello ha generado la necesidad de crear en las universidades sistemas de capacitación que aborden estas preocupaciones.
La necesidad de preparar al docente universitario en el manejo de las funciones pedagógicas de planificación, implementación, ejecución y evaluación de los aprendizajes hace necesario, incluso, que las universidades reestructuren sus currículos formadores de profesionales a fin de incluir en el pregrado asignaturas de Didáctica o Dirección del Aprendizaje o de Pedagogía que permitan a los futuros profesionales estar capacitados para el posible ejercicio de la docencia universitaria, siendo luego una opción complementaria los niveles de posgrado en dicho campo.

*1 RODRÍGUEZ, Iván. 1993. «Entre la incomprensión y el deber. La universidad peruana en la década del ochenta». Serie: Temas universitarios. Cuaderno N° 1. Talleres gráficos de Seglusa Editores e Impresores S.A. Lima – Perú. p. 76.
*2 ROSSI, Elías. 1989. «Teoría y Técnica Curricular».1ª edición. Editorial de la Universidad de San Martín de Porres. Lima – Perú.

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